miércoles, 23 de septiembre de 2009

Sorpresa de cumpleaños.





La sorpresa de cumpleaños.

Ada era una estudiante de lenguas modernas de la Universidad de Puerto Rico y vivía en un apartamento sola en los alrededores de Santa Rita a pasos de la Universidad. Todos los días al salir de sus clases a eso de la una, ella caminaba religiosamente hasta su apartamento para prepararse algo de comer, tomar un baño bien frio ya que estabamos en pleno verano.
Antes de llegar a su hogar, tenía que pasar por la puerta de la farmacia y saludar a ese nerdo del boticario quien estaba siempre allí como una estaca, esperándola para saludarla. Con una sonrisa plástica, ella contestaba sin comentar una palabra y subía rapidamente las escaleras hasta llegar a detenerse en la puerta de su piso. Vivía en el cuarto piso de ese mísmo edificio y daba gracias al universo que en aquel lugar no vivían estudiantes más que ella porque odiaba vivir en comunidad de esa clase de inquilinos.
Ella en sus primeros años de estudio pasó por esa experiencia de vivir en comunidades de estudiantes y no quería recordar las noches completas que pasó sin poder dormir con el escándalo de los estudiantes que se reunían a estudiar, luego fumaban marihuana y al final se metian extasis otras cosas para terminar todos en una orgía que mejor no recordar. Al paso del semestre muchas de esas estudiantes abandonaban el curos porque estaban preñadas y no sabían de quien era el bebe. Ella nunca se mezclo en esos grupos y no porque fuera una mosquita muerta, sino porque tenía su novio con el cual se sentía bien y con el pensaba casarse. Abrió la puerta y entró en aquel apartamento diminuto pero acogedor que la esperaba siempre con un apreciado silencio que ella agradecía pues le brindaba la paz que no tenía en la calle. Era una muchacha muy extraña y le gustaba a su edad mantenerse apartada de las tertulias y todo lo que se llamara convivencia universitaria, Parecía centrarse nada más que en sus estudios y su novio. Al entrar se quitó toda la ropa y camino desnuda hasta el balcón abriendo las dos puertas de ventanillas de par en par y recibiendo esa brisa caliente que se cuela a eso del medio día . Agradecía a la vida que le dio la oportunidad de conseguir ese apartamento cerca de la Universidad de Río Piedras, lejos de la ciudad universitaria, donde no conocía a nadie y tampoco quería hacer amistades con ningún vecino. Sólo se limitaba a un saludo y un buenos días,no fuera a ser que tomaran confianza y luego los tendría metidos violando su privacidad . En eso suena el telefono y lo levanta sin responder, no tenía ganas de hablar con nadie que no fuera su novio y en esos momentos él estaría muy lejos pensaba ella, mientras no dejo de escuchar caminando hacía la bañera . ¡Escuche, oiga! Por favor no cierre por favor, Desde lejos contesto ella en voz alta, creo que se ha equivocado.
No, la llamo para disculparme de las molestias que pueda ocasionarle mi suicidio.
-¿Usted piensa que pueda importarme a mi?
a mi no me importa para nada su vida. Puede morirse en paz.
-Gracias- le habló su vecino Pedro.
Rabiándo dejó el telefono que había tomado para escuchar lo último que dijo el estúpido fosforescente que amenazaba con suicidarse y se dirigió a darse una ducha bien fría. Se vistió con unos pantalones cortos, fue a la nevera tomo un té frío y se dirigió a la máquina contestadora para escuchar los mensajes que habían grabados desde que ella salió aquella mañana temprano.
No quedaba duda de que ese vecino llamado Pedro era raro, aúnque no lo conocía mucho, solo lo había visto dos o tres veces de refilón y siempre entraba como una sombra cuando ella venía subiendo, alguien muy parecido a ella que no quisiera ser abordado, pensaba ella mientras se recostaba en el sillón . Pero ahora siento una duda y es que pienso ¿como sabrá mi telefono? Queda intrigada y piensa que a lo mejor alguien se lo ha dado , posiblemente la casera . La próxima vez le voy a preguntar y me tendrá que decir quien le dio mi número de telefono porque no me gusta que me molesten y menos para esas tonterias.
Se sentó a escuchar la grabadora y cerro los ojos para disfrutar la voz de su novio .
Ada, ningún momento es más propicio que éste de tu cumpleaños para enviarte un mensaje de mi fe, mi devoción hacia tí y decirte que trates de sentirte feliz y alegre, que vivas de ahora en adelante, sacando fuerzas en ti misma a fín de atravezar por la vida como una gazela, porque yo estoy al lado tuyo, no sólo en cuerpo sino en espíritu que es mucho mas hermoso. En ese momento la besaban los párpados y la misma voz que hablaba en la cinta susurro entre beso y beso- Que Dios te bendiga .
-!Luis exclamó jubilosamente sorprendida- .¡Has venido para mi cumpleaños!
Los ojos de Luis chispeaban de risa.
Estaré poco tiempo querida Ada…
Continuó Ada como si él estuviera presente en ese diálogo de ensoñación. El se sentó a los pies de ella. No sabes cuánto me duele tu ausencia, Luis le acarició el espeso pelo negro recogido sobre la nuca mientras le decía , no te duelas querida porque tu vendrás conmigo más tarde y agregó. Me conmueve saberte tan segura que solo la muerte puede ser mi adversario. Un estremecimiento recogió el cuerpo de Ada.
Entonces trata de regresar al sueño, regresa de nuevo Luis al dialogo, lo mira con avídez mientras le pregunta, ya no piensas en morir ¿verdad? Dime que mi amor y esa belleza que nace desde el fondo de mi alma, dime que mi ternura y mi pasión te han curado .
Pero mi querida Ada, el deseo de morir suele brotar del ansia misma de la vida…
En eso se escucha un disparo en el segundo piso. Se ha matado el loco del vecino se dijo fugazmente, no pudo pensar más porque los labios de Luis la besaban en la boca.
Cuando se quedó sola , noto que la grabadora seguía pasando sin voz y que las cosas oscilaban a su alrededor. Una sensación de desagrado le revolvió el estómago, entonces caminó dando tumbos mareada hasta la ventana más próxima. Los árboles giraban sobre sí mismos como si una mano gigante les diera vueltas freneticamente. El edificio se lleno de gritos, la gente comenzó a llegar y subir las escaleras para ver lo que había ocurrido. De pronto Ada corre hacía el segundo piso, mira la puerta abierta y el cuerpo de quien hacia menos de una hora la había llamado para avisarle de su suicidio.
Un impulso irresistible la obliga a retroceder tres o cuatro escalones y mirar hacia el interior. Entre objetos desparramados por el piso yacía un hombre indiferente a los intrusos que lo contemplaban asombrados . Quiso saber, entró y al inclinarse sobre el cuerpo inerte se le escapó un grito. Era Luis, su Luis ensangrentado, que la miraba por segunda vez desde el Más Allá.

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