domingo, 20 de septiembre de 2009

El muerto que no quiso morir




Estaban todos allí reunidos en el pasillo que daba a la habitación de Don Miguel Veloz Echegoyen. Dos apellidos de prestigio solía decir el susodicho cuando le preguntaban su nombre. El había venido a la República Dominicana con los inmigrantes españoles en el 1936. Había peleado con los rebeldes contra Francisco Franco y tuvo que abandonar su tierra para no poder regresar jamás pues Franco fue mas fuerte que el y le impidió regresar a España por tal motivo don Miguel, no pudo ver jamás sus padres ni hermanos. Era gallego y se sentía muy orgulloso de haber nacido en aquellas tierras aunque el destino lo había traído a morir en las islas caribeñas. Pero eso no importa joder si cuando llegue aquí me recibieron con respeto y viví con dignidad hasta que este y se señalaba entre las piernas, me empezó a dar problemas ponerlo a trabajar en sus funciones vitales y de ahí para alante ha sido el destierro en mi vida, todo cada día va para abajo. Pero no se ponga así don Miguel que eso le hace daño decía la muchacha del servicio mientras le aseaba el cuarto y le cambiaba las sabanas, mientras el permanecía triste con una cara de perro con hambre por falta de longaniza sentado en una butaca esperando y mirando de reojo aquella mujer,aquella hembra, la mucama como decía él,. Siempre tenía una sonrisa y en cuanto le pasara cerca coqueteando con sus caderas, él todavía atinaba a correr tras ella para agarrarle las nalgas. El tendria 79 años y setecientos achaques de vejez.
En el pasillo estaban los muchachos y digo los muchachos porque así le llamaba su padre Don Miguel que aunque ya eran unos viejos con canas y todas las mujeres se encontraban casadas, para él seguían siendo los muchachos. Estaban todos preocupados y su esposa una robusta morena de pelo negro y ojos redondos pero cansados por la vida y el deterioro de don Miguel. Ese carácter tan agrio que había desarrollado en estos últimos meses de enfermedad. Ella se había casado muy joven con él. Don Miguel le llevaba 20 años a ella pero parece que la vejez se pega o ella se había maltratado mucho con los años. La preocupación por el enfermo era muy grande, porque el viejo estaba muy mal aquella tarde. Ya el medico le diagnosticó que no pasaba de ese día y el cura de la Iglesia de Regina, su gran amigo le había dado la extremaunción. Ya estaba a punto de irse y ellos no tenían con que pagar el medico que viniera a verlo de nuevo porque todos estaban mal económicamente. Algunos estaban desempleados y otros apenas le daba el sueldo para sobrevivir la crísis económica que se está viviendo en el gobierno del PRD en el que el dólar se ha puesto al 56%. Ellos tenían un dinerito en dólar que se cambio y por eso el viejo no se había muerto todavía de un cancel que no tiene cura.
En aquella casa solo quedaba la apariencia con la que se había vivido por años.
Eran las tres y treinta de la tarde y Don Miguel no hacía más que quejarse me muero, me muero, coño ¿porque no me voy de éste mundo ?, ¿que yo habré echo para pagar una perpetua? y si pasaba el día.
En el entretanto, ellos, los familiars conversaban afuera y deliberaban que iban hacer. Madre, dijo Francisca lo único que papa tiene es un seguro de vida por accidente, así que se me ha ocurrido algo y todos abrieron los ojos para escuchar a la nena como le decían. El seguro del viejo es de 300,000 pesos y como el de todas formas se va a morir, yo creo que podríamos negociar con el para ver si esta de acuerdo en lo que pienso sera lo mejor. Entonces todos entraron a la habitación. Papá dijo Francisca tu sabes que mama ha empeñado todo lo que tenía de valor para tus medicinas. No tenemos un centavo ni con que enterrarte y la casa esta hipotecada ya no se pueden hacer más hipotecas pero tu tienes un seguro de vida que solo te paga si tienes un accidente y mueres. Como vas a morir en pocas horas porque ya tu estas en agonía hemos pensado que porque no te montamos en el carro y te vas por ahí por la autopista camino a Haina y cuando te mueras en el camino entonces parecería como que ha sido un accidente. El está escuchando pero casí no entiende la propuesta que le hace su hija y contesta que si a todo, Sí lo que ustedes quieran. Entonces rápidamente le ponen la ropa y dice Pepe el hijo menor, pónganle estos cigarrillos en el bolsillo de yaqué y estos cincuenta pesos en el pantalón para que parezca de verdad que andaba de viaje y casí no puede ni levantarse pero lo cogen entre los tres varones lo sientan y lo peinan y hasta le ponen colonia al pobre viejito. Se despide de todos en un adiós eterno y definitivo y todos lloran y se secan las lágrimas.
Doña Julia desconsolada le abraza con sus brazos rollizos y su enorme barriga que casí ahoga al pobre Don Miguel. Ya montado en el carro todos le dicen adiós y se quedan mirando como él, sentado entre cojines con el cuerpo lleno de quejas va guiando su carro y se aleja. Todos lo miran con ojos de tristeza mientras don Miguel se aleja bajando por la Santome, la calle donde ellos vivían.
Don Miguel estaba muy asustado por haber decidido morir en un accidente cuando ya casí no le quedaban fuerzas para abrir los ojos .De pronto una brisa del mar caribe le dio un poco de energía y empezó a respirar y a reanimarse. Casi llegando a la Feria de la Paz allí una mulata candente, fogosa y pecaminosa estaba pidiendo con la mano si la podía llevar. El se reanimó al ver a la morena y ¡aquel cuerpo madre mia! tan excitante que se quedo sin respiración. Entonces ella metio la mitad del cuerpo por la ventana del carro se le salieron dos melones apetitosos que pedían caricias, y esto pensaba el que hacia menos de dos horas se estaba muriendo y sin esperar más en su gallego arrastrado que aún conservaba, le dijo súbase que yo la llevo hasta el cielo.
La mujer ya en el carro le dijo que porque no se iban a tomar una cerveza Presidente a un sitio que ella conocía y resultó que la morena era una prostituta, una mariposa nocturna a plena tarde , de esas que se la buscan en la Feria de la paz.
Don Miguel se le metió la caluca y la lujuria entre ceja y ceja y le dijo voy pa tí, donde tu quieras negra. Pues entonces, dijo ella de con los dientes blancos y brillosos da la vuelta y vamos para Boca Chica que allá es que yo tengo mi casa, y hacia allá se dirigieron .
Todos estaban preguntándose que habrá pasado con el padre, pues hacia horas que había salido rumbo a Haina y no se había escuchado nada sobre él en la noticia. La televisión de la casa estaba encendida desde que el salió en el carro. Pasaron en el canal cuatro la noticia de las seis de la tarde y no dijeron nada de ningún accidente. Pasaron las noticias de las diez y tampoco se dijo nada. Ya todos estaban intrigados y preocupados no podían dormir.
Don Miguel había recuperado la salud entre el buen trato de Micaela la morena sabrosa como el le decía y el sol de la playa de Boca Chica. Había recuperado el color, le brillaban los ojos y hasta aquel que tanto había maltratado porque no quería reaccionar a sus ordenes estaba haciendo su trabajo. Los tratamientos de la mulata eran indiscutiblemente la mejor medicina para don Miguel que había vuelto a la vida. Allí tirado en la arena bajo un cocal, con su traje de baño de flores rojas que alquilo en uno de esos paraderos de la playa donde alquilan trajes de baño a dos pesos. Comiendo yaniqueque con espaguetis, frituras en manteca que antes le daban diarrea pero que ahora le caían bien a su estomago y la cerveza Presidente, más otros secretos decía el, había engordado diez libras en una semana. De pronto pensó que tenía que escribir una carta a su familia para agradecer lo que hicieron por él y decirles que estaba vivo.
Querida esposa, hijos e hijas:
Aquella tarde cuando estaba agonizante entre las sabanas blancas con olores a alcanfor y a muerte. Ustedes todos pensaron en ustedes más que en mi, vieron la oportunidad de resolver las inconveniencias que les había causado con los tantos gastos por mi enfermedad. Me vistieron presurosos , no fuera que colgara los tenis antes de subirme al carro. Pensaban que iban a recibir la noticia a pocas horas de que yo había muerto en un accidente. Permítanme decirles que lo siento pero no pude complacerlos en todo lo que planearon . Yo salí de la casa como vieron y bajé por la Santóme, continué mi viaje por el malecón y antes de llegar a Guibia me dio una ráfaga de viento con olores entre mezcla de azufre y el salitre del mar que me salpicaba en la cara y de pronto esto me reanimó, me dio un poco de fuerza . Pero más me reanimó una hembra caribeña de grandes caderas y voluptuosas nalgas que me sonreía desde una acera en los alrededores de la Feria de la paz, que me pidió por caridad que la llevara a su destino. Como ustedes saben lo débil por la carne que siempre he sido no me pude resistir ante semejante propuesta.
Quiero darle las gracias por contribuir a que el destino me pusiera en su camino la energía que hace tanto tiempo me hacía falta y ahora después de un mes de vivir en este paraíso con ella quiero que ustedes continúen pensando que he muerto, que no tuvieron que pagar el entierro, no me tienen que hacer misas ni rezos, se jodieron los curas si creían que ustedes iban a comprar estampitas para la última misa del difunto. No se preocupen por mi porque coño he muerto para ustedes sanguijuelas que me enviaron a morir a la calle, gracias por hacerlo. Adiós

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